Ahorrar es un ejercicio fundamental cuando se habla de finanzas personales. Crear un colchón financiero que haga frente a imprevistos debería ser el objetivo de todas aquellas personas con ingresos mensuales.
Sin embargo, cuando se ha cumplido esta primera misión, queda afrontar la segunda parte, quizá la más importante: el uso del excedente del ahorro. Una de las opciones preferidas por los españoles para su dinero, aunque no por ella la mejor.
Saber qué es y cómo funciona un plazo fijo, además de para qué sirve realmente, te ayudará a tomar mejores decisiones si lo que quieres es rentabilidad para tu dinero con otros productos de inversión.
¿Qué es un plazo fijo?
Un plazo fijo es, generalmente, un depósito bancario en el que el ahorrador entrega al banco una cantidad de dinero durante un periodo de tiempo determinado a cambio de obtener una rentabilidad pactada de antemano. Ese dinero, el banco lo utiliza, en la mayoría de las ocasiones, para dar crédito a otros clientes que, a su vez, pagan intereses a la entidad por el dinero prestado (ese es el negocio de los bancos). Así, el ahorrador recibe un beneficio a cambio de haber prestado su dinero.
En definitiva, un plazo fijo es un producto bancario que permite sacar partido al ahorro sin tener que hacer nada, solo bloquear su dinero.
Además, este vehículo de ahorro es muy popular debido a su alta seguridad. Y es que, los depósitos a plazo fijo están cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) hasta 100.000 euros. De esta manera, si se depositan 30.000 euros y el banco quebrase, el ahorrador recuperaría su dinero.
¿Cómo funciona un plazo fijo?
Los productos a plazo fijo establecen previamente los plazos de la inversión y la rentabilidad. De esta manera, el ahorrador sabrá cuándo recuperará su dinero y el beneficio bruto y neto que obtendrá a cambio.
El funcionamiento, para el cliente, es muy sencillo. Tan solo firma el contrato teniendo en cuenta esas condiciones de plazos y rentabilidades, deposita el dinero y espera al final del periodo a recibir su dinero más los intereses generados.
Un ejemplo sencillo sería el siguiente: un depósito a plazo fijo a doce meses que paga un 2% TAE. El cliente se pondría en contacto con el banco, contraría el producto, entregaría el dinero – 20.000 euros, por ejemplo – y esperaría a que se cumplan los doce meses para ver de vuelta sus 20.000 euros más un beneficio bruto de 400 euros (el 2% TAE).
¿Qué más tener en cuenta?
Los plazos fijos son productos muy sencillos para los ahorradores y ofrecen una fórmula segura y rápida de rentabilizar el ahorro. Sin embargo, hay cierta letra pequeña que se debe tener en cuenta en este tipo de productos, empezando por su escasa rentabilidad. Estos son los criterios principales:
- Plazos: observar durante cuánto tiempo tendrá que estar el dinero bloqueado hasta poder recibirlo. Hay depósitos a 6 meses y otros, incluso, a 5 años. Por eso, hay que observar primero la duración del mismo.
- Rentabilidad: la TAE hace referencia a los intereses que se pagarán por cada año. Si es un 2% TAE a 24 meses, realmente se obtendrá una rentabilidad del 4% (un 2% TAE por año).
- Política de cancelación: la mayoría de los depósitos permiten cancelaciones, pero con ciertas limitaciones y sanciones, que suelen ser en forma de una nula rentabilidad. Por eso, se debe prestar atención sobre la cancelación del depósito antes del plazo de vencimiento, para no llevarse desagradables sorpresas.
- Renovaciones automáticas: muchos depósitos incluyen cláusulas de renovación automática del producto. Esto significa que, si es por dos años y el plazo vence, se renovará solo. Si el cliente no quiere que esto sea automático, debería comunicarlo al banco. Por tanto, es fundamental observar este punto para que el dinero no quede bloqueado durante más tiempo del deseado.
- Pago de intereses: la mayor parte pagan los intereses al vencimiento, es decir una vez que el contrato ha terminado. Si es a doce meses, se reciben los beneficios al finalizar ese año. Sin embargo, algunos van pagando intereses de forma trimestral o mensual.
- Importes mínimos y máximos: En la mayoría de las ocasiones las entidades establecen importes mínimos para poder contratar el depósito, que suelen ir desde los 500 a los 20.000 euros. De igual manera, también se imponen limitaciones máximas, que generalmente son de 100.000 euros.
¿Cuándo es recomendable un plazo fijo?
Los plazos fijos son una herramienta para rentabilizar el ahorro a corto plazo. Pero, puede que no sean útiles para todos. Lo primero que se tiene que tener en cuenta es ese bloqueo del dinero durante un tiempo predeterminado. Si no se va a necesitar el dinero en uno o dos años, puede ser una buena opción.
De la misma manera, un depósito a plazo fijo puede ser interesante para aquellos que tengan una visión conservadora y no quieran adentrarse en el mundo de los mercados financieros yendo a productos más complejos como los fondos de inversión.
Sin embargo, no son el mejor producto de inversión a largo plazo. De hecho, son más una herramienta de ahorro que de inversión.
Para invertir a largo plazo existe opciones mejores como los ETFs, los fondos de inversión o la inversión inmobiliaria.
Ventajas y desventajas
Las ventajas de los plazos fijos están en la seguridad que ofrecen, al estar respaldados por el FGD. Es una manera de sacarle un rendimiento al ahorro de forma segura. Siempre es mejor opción que dejar ese mismo dinero parado en la cuenta bancaria sin generar nada.
También es una ventaja su sencillez.
En el lado contrario, las desventajas de estos productos, además de esa temporalidad establecida, están en la escasa rentabilidad frente a otros productos.
Si se compara con el mercado financiero, la rentabilidad suele ser bastante inferior. Por ejemplo, la bolsa americana ha generado una rentabilidad media anualizada del 8% desde 1940. Mientras que, los depósitos a plazo fijo no suelen dar más del 3% TAE.
En definitiva, son vehículos de ahorro sencillos de entender, seguros y en los que el cliente no tiene que hacer nada, más allá de dejar su ahorro bloqueado durante un tiempo. Son recomendables para salvar la inflación y conseguir un extra por el dinero que se tiene en la cuenta y que no se precisa de él en el corto plazo.
Sin embargo, el problema de los depósitos es que no te ayudan a generar riqueza ni patrimonio a largo plazo. Para lograrlo hay otro tipo de productos financieros y alternativas como invertir en inmuebles vía crowdfunding.