Son muchas las dudas que surgen cuando se habla de préstamos o de hipotecas. No es para menos porque el listado de conceptos que aparece es extenso.
Que si aval, garantía hipotecaria, plazos de amortización, tipos de interés aplicados… y un largo etcétera. Por eso, es necesario ir paso por paso desgranando cada uno de los conceptos para que no se induzca a error y sepamos siempre de qué nos están hablando.
En esta ocasión vamos a hablar de la garantía hipotecaria y su papel en las hipoteca.
¿Qué es la garantía hipotecaria?
La garantía hipotecaria hace referencia a un préstamo en el que se pone como garantía una casa que se tenga en propiedad, o de la que se tenga pagado al menos el 80%. En otras palabras, lo que comúnmente conocemos como una hipoteca.
Este tipo de préstamos suelen ser grandes y tienen como finalidad desde iniciar un negocio hasta desarrollar un gran proyecto. Aunque, también son habituales en personas que están atravesando un mal momento financiero, necesitan liquidez y tienen una casa en propiedad. Así, pueden pedir al banco financiación a cambio de poner su vivienda como garantía.
Y sí, todo esto se formaliza normalmente a través de una hipoteca.
¿Qué sentido tienen los préstamos con garantía hipotecaria?
Para las entidades bancarias, estos préstamos permiten controlar los riesgos de crédito en caso de que sea una cantidad abultada la que han concedido o que el rating crediticio del solicitante sea malo.
Así, al tener como garantía un bien inmueble, pueden quedarse con él en caso de impago. En definitiva, se trata de una especie de seguro para la entidad prestamista, como su propio nombre indica, una garantía.
Para los solicitantes, estos préstamos también son interesantes puesto que, quizá de otra manera, no tendrían acceso a esa liquidez. Solo tienes que pensar en comprar casa. Sin una hipoteca, sería imposible hacerlo.
Tanto en el caso de querer iniciar un negocio, como en el caso de atravesar un mal momento económico, puede resultar muy útil. Además de utilizar una propiedad para un fin concreto, más allá de servir como domicilio.
Ventajas y desventajas de la garantía hipotecaria
Las ventajas y las desventajas sobre este tipo de financiación son varias.
En el lado positivo, para las entidades que lo conceden destaca el contar con un respaldo en forma de bien inmueble con el que limitar el riesgo de crédito y no perder todo el dinero concedido al cliente.
Para el solicitante, la principal ventaja es el acceso a la liquidez que, en caso de no contar con esa propiedad, sería difícil conseguir.
Además, en el lado de los ‘pros’, nos encontramos con que el periodo de devolución de estos préstamos es más alto, algo que hace más fácil la amortización del mismo; no exige tener unos ingresos estables; se puede solicitar incluso estando en una lista de morosos y se puede seguir utilizando el inmueble mientras que se paga el crédito concedido.
Entre las desventajas se puede destacar, por el lado del banco, que puede incurrir en pérdidas con ese crédito, a pesar de quedarse con una vivienda, o asumir el posterior proceso de venta de la misma para poder hacer líquida una parte o la totalidad de la deuda. Por su parte, para el solicitante del préstamo, la principal desventaja se encuentra en el alto riesgo asumido, ya que en el caso de no poder amortizar el préstamo se perdería la propiedad. Al mismo tiempo, en este tipo de créditos los intereses a pagar suelen ser más elevados.
¿En qué casos se puede solicitar un préstamo con garantía hipotecaria?
Lo cierto es hay situaciones que pueden llevar a una persona a optar por esta vía de financiación. La primera de todas es que sea una elevada cantidad que no se conseguiría sin esta garantía hipotecaria. Es decir, que sin esa garantía no podría acceder a tanto dinero.
Esto es algo habitual cuando se trata de montar una empresa o iniciar un proyecto, por ejemplo. Y, por supuesto, para comprar una casa.
Al mismo tiempo, si se atraviesa un momento financiero delicado, este tipo de préstamos pueden servir de salvación para enderezar la situación. Como hemos mencionado, no requieren ingresos estables y se pueden solicitar incluso estando en un fichero de morosos.
En cuanto a los requisitos, lo cierto es que no son muchos los que las entidades exigen. Tan solo se debe ser mayor de edad, residir en España y contar con una vivienda en propiedad y que esté pagada en, al menos, el 80%.
¿En qué se diferencia de un aval hipotecario?
Hasta leer lo expuesto sobre la garantía hipotecaria es posible que lo confundieras con el aval hipotecario. Aunque tienen similitudes, también tienen notables diferencias. El aval hipotecario es una garantía extra que los bancos piden a un solicitante de una hipoteca porque entiendan que existe un riesgo alto de impago.
En el caso del aval, la garantía solicitada por la entidad puede ser material, como por ejemplo una determina cantidad de ahorros u otro inmueble. Pero, también puede ser personal, cuando se pone de aval a un padre, una madre, un hermano o un hijo. En este caso, la persona que avala sería la responsable de afrontar el pago de la hipoteca si se incurriese en un impago.Además, la garantía hipotecaria, por su parte, nunca tendría como finalidad la adquisición de una vivienda, mientras que el aval hipotecario tiene únicamente ese fin.