Uno de los principales objetivos en materia de medio ambiente es lograr la descarbonización del planeta de cara a 2050. A día de hoy, existen múltiples alternativas para reducir al máximo las emisiones de dióxido de carbono, pero a su vez, es importante lidiar con la demanda de consumo energético global, lo que conlleva unos costes y conseguir una eficiencia energética en ese proceso. Por estas razones, el Hidrógeno verde se plantea como una alternativa real y sostenible para colaborar con la causa.
¿En qué consiste?
El Hidrógeno (H2) es un vector energético del que se puede obtener energía eléctrica, térmica o mecánica con nulas emisiones de CO2. En función de la energía utilizada durante el proceso de producción, la Asociación Española del Hidrógeno (AEH2) expone la división por colores: gris, azul, turquesa y verde.
El Hidrógeno verde o renovable, se produce con el uso de energías renovables y con bajas o nulas emisiones asociadas. Mediante el uso de la tecnología se lleva a cabo la electrólisis del agua, un proceso químico que separa los componentes de la molécula de agua mediante un electrolizador. También, se puede producir mediante otros procesos bioquímicos como la producción de microorganismos, vapor de biogases, etc.
Energía limpia
Estas son las dos principales razones que sitúan al H2 como una alternativa real son:
Abundancia
Se trata del elemento químico más abundante dentro de la naturaleza. Su relación con la industria comienza a principios del siglo XIX, empleando el gas como combustible de automóviles, naves espaciales, etc.
Sin emisiones
Durante todo el proceso de producción no emite gases tóxicos o contaminantes, tampoco residuos en el aire una vez terminado el proceso que, a diferencia del carbón o el petróleo, éste solo emite vapor de agua.
Facilidades
Sumado a la abundancia y nulas emisiones, las fuentes de energía deben reunir otras características fundamentales, de nada servirá conseguir 0 emisiones de gases contaminantes si posteriormente no se puede transportar o usar fácilmente:
Almacenar
Una de las ventajas que presenta es la facilidad de almacenarse. De este modo, esta fuente de energía podrá utilizarse en momentos muy posteriores a su producción, gracias a los tanques de almacenamiento de hidrógeno comprimido. Estos depósitos pueden tener varios tamaños y son más ligeros que otros homólogos, como las baterías de iones de litio.
Versatilidad
Gracias a sus propiedades, el H2 puede transformarse en combustibles sintéticos o electricidad. Con ello se consigue fácil acceso a cubrir demandas energéticas domésticas, comerciales o incluso de movilidad. También, permite acceder a sectores de consumo que presentan una descarbonización más difícil, estos son el transporte pesado y de grandes envergaduras, como aviones o barcos de mercancías.
Su versatilidad es tal, que su reacción con el oxígeno en una pila de combustible resulta útil para suministrar de forma sostenible agua y electricidad en misiones espaciales.
Transporte
Se se mezcla con gas natural hasta un 20%, esta energía tiene la capacidad de viajar (aprovechando) por la misma infraestructura que el gas sin realizar ningún tipo de modificaciones, de esta forma se ahorrará el construir nuevas estructuras.