Junto con otras, forma parte de las medidas recogidas en la Agenda 2030 con el fin de conseguir cada vez más ciudades sostenibles en el planeta. Los jardines verticales se presentan como una solución real respaldada por expertos en el cambio climático mundial.
Conforme va pasando el tiempo, son más las ciudades que se unen para lograr frenar el cambio climático. Al margen de la estética, que ofrece una visión de ciudades como si fueran bosques, esta modalidad botánica, también conocida como jardines colgantes, posee una de las claves para lograr contrarrestar el salvaje aumento de las temperaturas que se origina no solo en todo el planeta, sino especialmente en las grandes ciudades.
¿En qué consisten?
Como su nombre indica, los jardines verticales consisten en la colocación de plantas como si fuera un jardín, pero en este caso, se realizará de forma vertical. De esta forma, con el crecimiento natural de las plantas, se podrá cubrir zonas de los edificios con el verde de las hojas, consiguiendo reducir la contaminación del aire.
Por qué son necesarios
La OMS (Organización Mundial de la Salud) confirma anualmente un mínimo de 4 millones de muertes a causa de la mala calidad del aire que registran las grandes urbes del mundo. Por ello, una de las ventajas que plantean este tipo de medidas es evitar el máximo número de fallecimientos por culpa de las emisiones y contaminación.
Beneficios que aportan
Al margen del factor estético, muchos son los expertos que se han pronunciado a favor de estos jardines colgantes. Un ejemplo de ello son las declaraciones de Rafael Moreno, biólogo del Consejo General dentro del Colegio Oficial de Biólogos, en el periódico “El País”, que afirma la capacidad de “filtrar polución y generar un ahorro energético de hasta el 30%”. Esto se debe a las propiedades de las plantas de regular la temperatura que, al entrar en contacto con la fachada, “produce un colchón de aire entre ambas”.
Más expertos en la materia se pronuncian, poniendo el foco no solo en la temperatura sino en las emisiones, ya que las plantas poseen una gran capacidad de fabricar oxígeno y a su vez, pueden atrapar unos 15 kg de metales pesados y anular el equivalente a 30 kg de polvo en un solo año.
Otro de los beneficios que plantean los biólogos, es aprovechar estas medidas para la creación de nuevos ecosistemas. A causa del aumento de temperaturas, muchas especies de aves y polinizadores se ven forzados a adaptarse, provocando extinción de especies y dificultando su estudio. De esta forma, se compensa la destrucción de ecosistemas, que serían reemplazados por otros de convivencia habitable entre seres humanos y otras especies.
Ejemplos reales
Existen varios casos de bosques colgantes reales que compiten entre sí, para crear un paisaje novedoso y atractivo, además de sostenible. Entre los más destacados del mundo figuran el hotel Gaia B3, en la ciudad de Bogotá, el Museo Quai Branly en París, o el famoso Bosco Verticale, situado en la ciudad italiana Milá