Una de las ventajas de invertir en el mercado inmobiliario a través de una Plataforma de Financiación Participativa, es el ahorro de tiempo que supone hacer investigación sobre el mercado en el que deseas invertir. Normalmente, las plataformas cuentan con un equipo de expertos que evalúan los proyectos y sus circunstancias, para decidir si invierten junto con sus inversores o desestiman el proyecto. Una forma de calcular las garantías y rentabilidades de un proyecto es a partir de herramientas como el scoring y el rating.
El scoring o score hace mención a la valoración numérica resultado del análisis del riesgo que plantea la inversión. Es usado por entidades para determinar si un proyecto va a ser financiado o, por el contrario, supone un riesgo muy alto y se desestima. Existen varias formas de medir el riesgo, ya que, en función del proceso que quiera medirse, las entidades financieras valoran más unas variables u otras.
Una vez entendido el mecanismo interno para analizar el riesgo, será necesaria una herramienta que externalice las conclusiones obtenidas que es: el rating. Esta segunda herramienta constituye la traducción o adaptación del scoring a un lenguaje que puedan comprender los receptores, que justifique de forma clara el resultado del análisis interno.
Al igual que scoring, hay innumerables formas medir el rating, pero suelen incidir en una división económica para su comprensión, a causa de que son los bancos los primeros interesados en hacer una clasificación en función del dinero. Grandes agencias de calificadoras como lo son Moody’s o Standard and Poor’s, son usados a partir de una escala de letras, empezando por una triple A como la calificación más alta, hasta la letra C o D para las operaciones menos interesantes.
Una vez se haya calificado el proyecto, la función informativa tendrá un doble valor:
- Los intereses del préstamo que solicite el promotor variarán en función de la calificación
- Para los inversores, porque es rating, la herramienta que proporciona una guía o análisis previo a la inversión, que permite a cada perfil de inversor decidir si se ajusta a sus necesidades. Además, este análisis al llevarlo a cabo una empresa independiente, proporciona un añadido de fiabilidad.
Este análisis de la calidad crediticia en base al riesgo que supone, es extendido a emisores de deuda privada y pública, siendo normalmente, la deuda pública el proceso que supone menos riesgo de impago mientras que no se den circunstancias económicas fuera de lo común. Esto sucede porque se trata de entidades independientes que no sufren la exposición a presiones de otro grupo ni deben mostrar una postura competitiva conforme a los intereses de mercado.
Si bien este mecanismo servirá para entender la opinión de expertos sobre la oportunidad de inversión, no es habitual encontrarse con riesgos de clase AAA o D, debido a que las condiciones perfectas para la inversión no existen y entran dentro de la subjetividad de cada persona. Aun así, es una forma de allanar el camino y sentir un respaldo previo para poder empezar desde un buen punto de partida