Con el exponencial crecimiento de las ciudades, se ha visto en éstas una nueva forma de entender la agricultura que, además, beneficia al medio ambiente, se trata de la agricultura urbana. Siguiendo el mismo principio desde hace miles de años, el ser humano ha necesitado de esta actividad para la supervivencia, más aún cuando la población va en aumento.
Esta situación ha transformado la actividad de cultivar a un fenómeno a gran escala, que en muchos casos depende de extensiones y productos que no benefician al medio ambiente. Por ello, ciudades como Nueva York están llevando a cabo proyectos de cultivo sostenible dentro de la propia ciudad, aprovechando así para informar a los ciudadanos de la importancia de esta actividad y promoviendo hábitos más saludables.
¿En qué consiste?
Este método de cultivo consiste en aprovechar pequeños espacios de la ciudad y establecer pequeños huertos. Habitualmente se utilizan espacios donde hay zonas verdes o se aprovechan zonas vacías que pueden soportar la estructura de un huerto, como pueden ser azoteas, tejados o terrazas.
La agricultura urbana se presenta como complemento ya su vez alternativa de la producción y distribución de alimentos en el mundo. De esta forma se consigue fomentar el autoconsumo, usando productos locales, lo que supone un ahorro en combustibles y en consecuencia, una muy reducida huella de carbono.
Métodos más usados
Uno de los principales inconvenientes de esta fórmula es el espacio. Las ciudades no cuentan con grandes extensiones, lo que dificulta sobre todo encontrar rentabilidad al cultivo, ya que es uno de los principales objetivos. Dentro de las técnicas de agricultura para ciudades, cuatro son las principales:
Hidroponía. Se trata de un sistema de cultivo que sustituye la tierra por una solución de agua con los nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas. La gran ventaja de este método es el fácil control y una mayor rentabilidad que el cultivo en tierra.
Jardines verticales. Uso de las paredes de edificios para el cultivo de plantas. Si bien este método ofrece una mayor complejidad, el punto fuerte es el estampado atractivo que deja en la ciudad, junto con los beneficios que aporta en la lucha contra el calentamiento global.
Compostaje. Consiste en el uso de residuos orgánicos en descomposición. Con esta técnica se aprovechan las heces de animales o maleza cortada como nutrientes en los cultivos, reduciendo los residuos orgánicos de la ciudad.
Sistema de riego. El huerto tradicional también tiene hueco dentro de las opciones más usadas. Aunque suele darse en particulares que optan por un autoconsumo, la comunicación facilita la construcción de tu propio huerto simplemente con echar un vistazo en internet.
Beneficios que genera
Según la ONU (Organización de las Naciones Unidas), el uso de esta práctica permite a múltiples ciudadanos adquirir productos frescos, de temporada y de producción local. Así mismo genera puestos de trabajo y crea competitividad por los bajos costes frente a productos de la misma categoría, pero plantados en otros países. Uno de los beneficios destacados es la formación y conocimiento que se transmite a las nuevas generaciones nacidas en ciudad, acostumbradas a convivir con todo tipo de alimentos en cualquier temporada del año.